martes, 12 de mayo de 2015

Unos días moviditos

La época de celo puede comvertirse en un lapso de tiempo bastante estresante para los amantes de los gatos. Las hormonas en estas épocas les provocan unos cambios de comportamiento y hasta de carácter que pueden parecernos especialmente abrumadores para nosotros, sus papás y mamás humanos… Las transformaciones son distintas dependiendo de cada animal, y aunque tanto hembras como machos las sufren, por mi experiencia diría que son las hembras las que suelen experimentar cambios más radicales de comportamiento… En el caso de mis gatas, he comprobado que la coctelera hormonal que supone el celo hace que les cambie totalmente el carácter: mi gata “cobardica y huidiza” de repente se vuelve sociable y temeraria, y la valerosa Grace, de repente se vuelve asustadiza, cualquier ruido por pequeño que sea la asusta muchísimo (como ocurre con las gatas embarazadas)... En los días previos al celo, la gata puede entrar en lo que yo llamo “el Celo Besucón”: la gata está la mar de cariñosona, solo quiere estar en brazos dando besos, da patadita de leche, ronronea..., vamos que esos días es un amor. Al principio una está encantada con tantos mimitos, pero cuando llevas unos días con la gatita siguiéndote a todas partes, reconozco que puede hasta hacerse algo pesada su compañía, porque todas las horas que está despierta lo único que quiere es estar en brazos. Va de uno a otro de la casa queriendo cariños…¡No para!... Uno de los signos más llamativos en esta fase es que a la gata le huele el aliento de un modo muy fuerte. Luego, al entrar en el celo en sí, la gata comienza a mostrarse extraña: anda arisca, como si estuviera enfadada; le molesta la presencia de sus compañeras hembras y se esconde en sitios inusuales e inacccesibles; no obedece. Hasta puede presentar algún comportamiento agresivo...Esta fase puede durar hasta quince días. Así que podemos pedirle al veterinario que nos prescriba un par de pastillas de medroxiprogesterona, que hará que se reduzca a unos dos o tres días (Ver apartado "en contra de la castración")... En el macho, el periodo de celo me resultaba especialmente preocupante porque practicamente veía que no probaba la comida. Durante el celo puede estar más competitivo y peleón con otros compañeros machos. Y, sobre todo al finalizar el celo, podemos ver que está como enfadado, y si nos araña o muerde jugando lo hace con más fuerza... Y tanto en hembras como en machos, hay más peligro de que se escapen porque quieren buscar pareja...Una cosa sorprendente que comprobé con mis gatas es que cuando las llevaba al campo, en contacto con la Madre Naturaleza, automáticamente entraban en celo. Misterios de la vida. Tanto en un caso como en otro, no vale de nada que les riñamos para que no maullen constantemente, se revuelquen por el suelo para dejar su olor o salpiquen algún rincón de casa para marcaje, pues lo hacen por puro instinto y no podrán contenerse. Así que eso, paciencia y comprensión, recordemos que aunque caminemos sobre dos "patitas" nosotros no dejamos de ser animales, y no son pocas las tonterías que hacemos dejándonos llevar del instinto.
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