sábado, 12 de julio de 2014

Mi gata es celosa

Fue muy curioso observar el comportamiento de alguna mis gatas cuando les daba cariños al resto. Cierto día que andaba yo en casa y comencé a hacerle mimitos y lanzarle piropos a mi gata la mayor, las otras andaban por distintas estancias de casa, pero al escuchar las palabras "guapa" "te quiero mucho", etc, comenzaron a acercarse, a pasearse por frente mío una y otra vez, como queriendo llamar mi atención. Recordé que no era la primera vez que pasaba, pero si fue suficiente para comprender que actuaban de tal modo por la sencilla razón de que " querían llamar mi atención porque ellas también querían mis mimitos", así que les regalé unas caricias y volvieron a lo que estaban haciendo.... Me di cuenta de que había algo muy "humano" en mis gatos que en cierto modo celaban al resto de hermanitos, pero no fueron los mimitos lo único que provocaba en ellos una reacción que podríamos calificar de "celos". Por ejemplo, las alabanzas y halagos hacia otro gato también les hacen comportarse de un modo que parecen niños celosos. Fue cierta vez que me hizo gracia la postura que tenía al dormir una de mis gatas. Se lo hice ver a mi hermana: ¿has visto qué postura más graciosa?...con las patitas estiradas a ambos lados de la cabeza. Pues bien, su madre, que dormitaba cerca de ella en el otro sofa, en una postura de lo más convencional, hizo algo graciosísimo, que nos dejó estupefactas: adoptó exactamente la misma postura que su hija: con las patas estiradas a ambos lados de la cabeza. Me di cuenta que con aquella genial imitación solo quería llamar nuestra atención, y provocar también nuestra risa, como había logrado su hija, por lo que (divertida de verás) dije: y mira Grace que remonísima y qué postura tan graciosa... Hasta ahí todo fue normal, pero el asunto empezó a ser preocupante cuando mi gata la mayor comenzó a mostrar un comportamiento agresivo en determinados momentos, si haciamos cualquier tipo de halago a los otros animales, pero no a ella. Controlar lo que hacen o dicen las visitas no es sencillo, pero era matemático: si Grace presenciaba halagos a su hija, en pocos momentos ya había que correr porque ya iba a propinarle algún mordisco a la inofensiva pequeña, por sentir que no se habían acordado de ella. Tanto es así que, a riesgo de parecer noña, pido a las visitas cuando le dicen algo a las pequeñas: no te olvides de Grace que es muy celosa. Por supuesto, con la comida pasa exactamente otro tanto. Si, por ejemplo, abro un paquete de jamón york y le doy unos pellizcos a una de las gatas, que anda en la cocina en ese momento, otra puede sentirse desplazada y triste si no le ofrezco a ella. También resulta muy curioso como, si estoy en una estancia bastante alejada del resto, jugando en silencio con una de ellas, la otras saben por instinto que hay "juerga" y vienen rapidamente. Con los juguetes que les fabrico pasa otro tanto, hay que repartir uno para cada una. Sobre todo a la mayor, que es la que más celos muestra, a pesar de que se comporte de manera sociable y cariñosa el resto del tiempo. Esta gata es tan celosa que he logrado que acceda a ser cepillada, con la técnica de alabar a su hijas mientras las peinaba: qué guapa te vas a quedar tan bien peinada... Con lo que he logrado que ya no se pierda una sola cita con "la peluquería felina de mami", y se ha aficionado a peinarse, tanto como la coqueta de su hija. Supongo que el hecho de que Grace fuera "hija única" durante un año, antes de que vinieran los demás gatitos, pudo influir en su comportamiento. Durante todo un año no tuvo que compartir los mimitos de la familia con nadie más, era la reina de la casa, y tuvo que aprender a compartir las atenciones de los humanos. La única solución que he encontrado fue convertirme en una de esas madres que visten a todos sus hijos iguales, es decir: piropos para una, piropos para todas. Si estoy en la cocina con una de ellas y le digo : pero que mona es mi niña, tengo que añadir en voz alta: y fulanita y menganita también es mona. Para tener la fiesta en paz. Y, por supuesto, ante los comportamientos agresivos, he logrado aminorarlos casi por completo gracias a reñirle en firme. El tono de reprobación, y usar una voz ruda, que manifieste enfado, previniéndole que no le vas a dar besitos si es mala, cada vez que trate de morder, hace milagros.
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